jueves, 19 de abril de 2018

LA INTEGRACIÓN DE LA HUMANIDAD DESDE LA IDENTIDAD, LA DIFERENCIA


El problema de la identidad y la diferencia en el ser humano se resuelve sobre los principios y leyes que determinan la integración. ¿Por qué los entes se integran? Se integran para conservarse dentro del sistema. Esto indica que los sistemas son producto de la integración de los entes en aras de su conservación. ¿Sobre la base de qué fundamento se integran los entes? Sobre la base de la afinidad de conservación y complementación. Según la ley de la integración: “Los elementos que participan en la integración tienen una afinidad de conservación y son cuantitativamente proporcionales y cualitativamente diferentes”.

En la naturaleza los entes se conservan formando sistemas. Los elementos libres son inestables, por tanto, se desintegran o se extinguen. Para entender el problema de la desintegración de la especie humana, es preciso entender su naturaleza, su esencia, y sus niveles de organización. Estos elementos a la vez exigen principios universales para integrarlos en un sistema conceptual. Este sistema conceptual no es posible elaborar solamente analizando la naturaleza y esencia del hombre sin el contexto de la naturaleza y del universo.

Si partimos de la premisa de la unidad del universo, el hombre como especie es parte de esta unidad. Siendo parte de dicha unidad, es correcto preguntarse ¿cómo se relaciona la especie humana con los demás entes del universo?. Además, ¿cómo es posible la unidad del universo? ¿Bajo qué principios universales el universo se sostiene?

Como podemos ver el problema de la desintegración del hombre moderno nos lleva a las bases del ser, a los principios universales que determinan la existencia temporal de los entes.

Empezaremos por un análisis de la unidad del universo. El universo no es un vacío, está compuesto por elementos. Estos elementos son entes. Los entes no están aislados. Todos los entes interactúan. ¿Por qué interactúan? Si los entes no interactuaran serían independientes, siendo independientes, el universo no sería una unidad. Por lo tanto, la interacción de los entes determina la unidad del universo. Siendo el universo una unidad, los entes son dependientes entre sí. Esto indica que los entes no pueden existir por sí mismos, necesitan de otros para conservarse. Entonces, se deduce que los entes interactúan por necesidad de conservación. Si todos los entes del universo interactúan por necesidad de conservación, entonces la conservación es un principio universal. Siendo la conservación un principio universal emplearemos para interpretar la identidad, diferencia y la integración del ser humano.

Pero, ¿en qué consiste la interacción de los entes? Veamos los siguientes casos: dos átomos interactúan por medio del intercambio de electrones, las células por medio del intercambio de moléculas, los animales y las plantas como sistemas vivos interactúan por intercambio de moléculas de anhídrido carbónico y oxígeno, y como organismos vivos individuales interactúan por medio de las cadenas alimenticias. Estos ejemplos de interacciones nos permiten notar algo común: el intercambio de elementos. ¿Para qué sirven estos elementos? Para la conservación de cada ente, en el caso de los seres vivos, los nutrientes se convierten en el organismo en energía. Las plantas que son el soporte de la vida en la Tierra toman los rayos solares, que son también energía. Todos los elementos que circulan en las cadenas alimenticias son energía en estado de materia orgánica. Aún en el interior del núcleo atómico las partículas elementales interactúan por medio del intercambio de energía. Por tanto la interacción es el intercambio de energía. En las cadenas alimenticias se ve que el intercambio de energía no es recíproco, no hay intercambio de energía entre los seres vivos, sólo hay consumo de energía de un ser vivo a otro. Por ejemplo, el águila se come a una paloma, se vale de la energía contenida en la paloma para conservarse pero no le da nada a cambio, no hay reciprocidad, esta interacción lineal da dos resultados: la conservación del águila y la destrucción de la paloma. Estos procesos de conservación y destrucción se repiten en todas las interacciones. Así, la conservación y la destrucción determinan la temporalidad de todos los entes.

Por un lado los entes son dependientes, interactúan por necesidad de conservación, al conservarse destruyen a otros entes de quienes dependen. Por tanto, no puede haber conservación sin destrucción. Siendo la interacción universal, la conservación y la destrucción que derivan de la interacción son también universales. Siendo universales son inherentes también al ser humano.

Así, tenemos por el momento la unidad del universo, la interacción universal de los entes, los principios de conservación y destrucción, como premisas que podemos llevar a la interpretación del ser humano, por ser parte del universo.

Empecemos por la naturaleza del hombre. ¿Qué es el hombre? El hombre es un ser vivo, un ser social, y un ser espiritual. Como ser vivo, tenemos la misma esencia de todos los seres vivos de la naturaleza. Como ser social tenemos la esencia social que nos permite conservarnos dentro de un sistema social. Esta esencia social determina nuestra identidad social. Como ser espiritual tenemos una identidad universal que determina nuestra identidad humana. Esta identidad humana nos diferencia de los otros seres vivos de la naturaleza. Así, el hombre tiene tres dimensiones: biológico, social y espiritual. Tiene tres esencias: esencia biológica, esencia social y esencia espiritual. La esencia espiritual que determina nuestra identidad humana constituye la esencia fundamental de nuestro ser. Por tanto, la naturaleza del hombre es bio-socio-espiritual, y su esencia es su espíritu.

¿Cómo se manifiestan los principios de conservación y destrucción en las tres esencias del hombre? La esencia biológica se manifiesta en el anabolismo y catabolismo, es decir, en la formación y destrucción de las células. El predominio de la conservación determina el desarrollo del organismo. Lo cual indica que la conservación consiste en ganancia de energía a favor del organismo. La destrucción es la pérdida de energía, que se refleja en la enfermedad y en el proceso de envejecimiento.

La esencia social se manifiesta en la interacción del hombre con el hombre, esta interacción que se manifiesta en múltiples aspectos, tiene una fundamental que determina la conservación o destrucción de la sociedad, son las relaciones sociales de producción de medios de vida.

Cuando la interacción del hombre con el hombre es simétrica favorece la conservación de la sociedad, si es asimétrica favorece la destrucción de la sociedad. La esencia espiritual se manifiesta en la interacción del hombre con el hombre, y con el universo. Los principios de conservación y destrucción determinan el estado de integración o desintegración del espíritu humano, respectivamente. La crisis existencial del hombre moderno es una muestra de su desintegración y, por tanto, el efecto del principio de destrucción.

Siguiendo los dos principios de conservación y destrucción, podemos afirmar que el principio de conservación determina el desarrollo, que consiste en la ganancia de energía a favor del sistema. Y el principio de destrucción consiste en la pérdida de energía que determina el deterioro, extinción, envejecimiento, involución y muerte. ¿Cómo se explica el principio de conservación y destrucción en el espíritu humano? El espíritu siendo la esencia del hombre, su conservación o destrucción determina la conservación o destrucción del mismo hombre. ¿Qué es lo que determina la conservación del espíritu y qué determina su destrucción?

Si entendemos que la esencia espiritual es la interacción del hombre con el hombre y con el universo, tenemos que encontrar en esta interacción la conservación o destrucción de su espíritu. El espíritu humano se conserva cuando gana energía, y se destruye cuando pierde energía. ¿Qué tipo de energía gana el espíritu humano para conservarse? Los valores: La información, el conocimiento, principios universales, los sentimientos superiores, entendimiento, etc. Estos elementos le permiten al hombre evolucionar espiritualmente. La pérdida o privación de estos elementos le lleva al espíritu humano a su destrucción. Si el universo es una unidad, y la esencia espiritual del hombre se funda en la interacción del hombre con el hombre y con el universo, es justo que tienda en su evolución a su universalización. La universalización del espíritu humano, se debe al principio de conservación, a su necesidad de conservación dentro de la unidad que es el universo.

Lo contrario a esta universalización es la fragmentación del espíritu, esta fragmentación es lo que determina la crisis existencial del hombre moderno.

Si la solución a la crisis existencial significa seguir el principio de conservación, y si esto es posible por medio de los valores que permiten la evolución del espíritu, entonces, es preciso entender la naturaleza del espíritu humano.

¿En qué consiste la evolución del espíritu? El espíritu es la esencia del hombre, pero a la vez es una dimensión de su ser. Sabemos que la esencia determina la identidad. Tenemos tres identidades que corresponden a nuestra naturaleza biológica, social y espiritual en correspondencia a los tres niveles de organización: individuo, sociedad y humanidad. Por tanto, las tres identidades son los indicadores de la evolución de nuestro espíritu.

La identidad individual, se funda en la esencia biológica y su relación con su entorno que permite la conservación individual. Con la identidad individual surge la diferencia individual.

La identidad social se funda en la esencia social y refleja la relación del individuo con la sociedad que le permite conservase dentro de la misma. La sociedad como sistema está constituido por la integración de los individuos, en esta integración se supera las diferencias individuales y surge otro nivel de diferencia, la diferencia social o cultural.

La identidad humana se funda en la esencia espiritual, y refleja la relación del hombre con el hombre, y con el universo, y permite la conservación de la humanidad, en este nivel las diferencias sociales o culturales se integran en la humanidad.

Sobre la base de las tres identidades podemos apreciar tres etapas en la evolución del espíritu:
a) La identidad individual compatible con el egoísmo,
b) La identidad social compatible con el altruismo y
c) La identidad humana compatible con el humanismo.
Si el egoísmo es una etapa de la evolución del espíritu, entonces el egoísmo del hombre moderno refleja su truncamiento en su primera etapa de evolución espiritual. ¿Por qué el espíritu del hombre moderno no evoluciona hacia el humanismo? Primero porque no está en la mente del hombre moderno la unidad del universo, la interacción universal de los entes y los dos principios universales de conservación y destrucción. Por ello, su espíritu no tiende a la universalización, sólo vive la fragmentación y por ende tiende a involucionar por principio de destrucción. Lo cual indica que el hombre necesita para la conservación de su ser espiritual paradigmas universales o sistemas espirituales universales.

El hombre moderno al carecer de sistemas espirituales universales, vive la fragmentación de su ser en la crisis existencial, y está privado de evolucionar, su individualismo y egoísmo se rige por antivalores. El individualismo y egoísmo del hombre no le permite practicar los valores de convivencia colectiva ni los valores universales que permiten la conservación de la humanidad. En consecuencia, el hombre moderno no está preparado para la integración de la humanidad.

La integración de la humanidad es el resultado de la integración de las sociedades. La integración de la sociedad sólo es posible por la integración de los individuos. La integración del individuo dentro de la sociedad es posible por su formación universal que integra sus tres identidades: identidad individual, identidad social e identidad humana. Mientras no formemos al hombre de espíritu humanista o universal, no tenemos esperanza de conservación como especie humana. La formación universal del hombre es fundamental para resolver el problema de las diferencias y el problema de la crisis existencial y por tanto, el problema de la autodestrucción del hombre.


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