La pedagogía
de la liberación es un elemento teórico práctico de la realidad social. Ya que
esta última trata de liberar a los hombres de la incapacidad que tienen para
juzgar críticamente las imposiciones que la cultura pone en sus mentes. Motivo
por el cual el docente universitario debe saber comunicar aquellos saberes que
pueden estimular la comprensión de los fenómenos sociales de manera racional y
no mecánica. Como consecuencia los ciudadanos serán mucho más justos y
solidarios.
Una tarea
pendiente para el docente de hoy es el deber vincular a la educación dentro un
contexto social y humanista, así los niños y jóvenes serán más autónomos y
reflexivos.
La
historia nos señala de forma detallada como la comunicación y el lenguaje
pedagógico han tenido que afrontar épocas de fuertes crisis. Para nadie es un
misterio que las fuerzas económicas de producción al interior de los países de
la tierra tienen a su disposición un poder bastante fuerte que les permite
someter cualquier tipo de expresión que vaya en contra de sus políticas e
intereses colectivos. Por otra parte no se trata de resistir aquella imposición
mediante la fuerza. Todo lo contrario: mediante la educación y una comunicación
significativa que pueda fomentar una conciencia que le permita a los ciudadanos
escoger libremente un sistema de formación educativo, económico y político
donde la libre participación sea más un deseo personal y no una obligación
colectiva. Para lograr dichos objetivos esto deberá iniciarse al interior de
las aulas de clase de los jóvenes universitarios; ya que estos son más
susceptibles a la hora de recibir un contenido pedagógico.
La comunicación a
superado las barreras que se la han tratado de imponer y que a la larga han
tendido a fortalecer los interés colectivos de las relaciones entre el poder
económico y político. Y esto a través del lenguaje, pero que es el lenguaje
explicado de la formas más sencilla?
El lenguaje, le brinda la posibilidad al hombre de
seleccionar, citar, coordinar y combinar conceptos de diversa complejidad;
también el ejemplo cuenta en la vida de los estudiantes, el modelo a seguir, el
maestro.
Nos asalta en nuestras vidas un temor y como lo
señala Fraile
“Temo que se coloca
demasiado énfasis en las nuevas tecnologías, en la educación tecnocientífica,
restringiendo el espacio de los paradigmas, los valores, la ética. Sin
humanismo tendremos una generación dotada de capacidad profesional pero sin
corazón. La competencia habrá de prevalecer sobre la solidaridad y el capital
sobre los derechos humanos. Y así iremos a la barbarie”.
La falta de humanidades en nuestros planes de
estudio, esto nos hace cada día más técnicos jurídicos y nos aleja de ser
iurisconsultos.
Lizeth Arámbula, (2013),
realiza una entrevista a Enrique Dussel
le pregunto:
“¿Hacia dónde considera usted que debería caminar la educación de
México y América Latina en los próximos años?
En este momento se está produciendo lo que llamamos
un giro descolonizador o el tema de la descolonización epistemológica. Desde el
siglo XV —la invasión de América, el mal llamado “descubrimiento”—, Europa se
transformó en metrópolis y nosotros fuimos su colonia en todos los niveles:
político, militar y cultural”.
La formación de los juristas debe estar con un
objetivo muy claro, un humanismo realista, esto es en primer término, nos debemos pre-ocupar por
impartir un conocimiento acerca del derecho basado en la idea de que el
quehacer jurídico es razonamiento práctico, y de esta forma poder reconocer
algo que se deja de lado una relación estrecha entre derecho y ética,. En
segundo lugar, nuestros abogados deben tener un rasgo característico ser un
profesional analítico simbólico cuya identidad este marcada por el hallar una
respuesta justa en cada uno de sus litigios y problemas que serán el pan de
cada día. Finalmente, un abogado que tenga en su horizonte la dignidad de la
persona humana
Tenemos que reconocer que a los estudios de Derecho
les hace falta una mayor práctica durante las asignaturas, esta es una de las
razones por las que los egresados no cuentan con las aptitudes necesarias para
poder ejercer una vez que han concluido los estudios, falta incluir dentro de
los pensum seminarios prácticos en los que los estudiantes estén en contacto
con realidad propia de ser un abogado y se acostumbre con lo que en el futuro
será su vida profesional, esta reforma busca esto, que el consultorio jurídico
empiece a la mitad de la carrera al inició como observador para que en los dos
últimos años pueda asumir la verdadera tarea del abogado.
La tarea al futuro para los nuevos juristas y para
sus formadores es el lograr que como para algunos de los estudiantes que tienen la claridad que su
vocación es ser abogado, sin embargo la mayoría de ellos se gradúan de
bachiller y por diversas razones no tienen definido que harán de ahí en
adelante, se preguntan qué universidad será la mejor, facilidades de pago,
horarios, calidad e incluso ubicación. Tantas preguntas que se hacen unos y
otros, pero en realidad la pregunta sería: Qué quiero ser y por qué? … Si estudio derecho que no sea por dinero, que
no sea por simple necesidad de ser alguien en la vida con un título buscando
abrirme camino, estudio derecho porque
entiendo que el ser abogado me da herramientas para cambiar la sociedad como
hacedor de justicia, para ser un verdadero humanista.
Algunos se preguntan si el estudio del Derecho está
en decadencia, pero si se trata de comprender al derecho como fenómeno social
y, en tanto esto, como modo de control social, se podrán captar matices más sutiles
y comprensivos de la enseñanza del derecho. En esta línea es más fácil de
entender por qué circula un discurso no descriptivo. La educación en derecho
consiste en la inculcación de la idea de que el sistema normativo vigente es un
hecho natural, inmodificable, bueno y ajeno a las manipulaciones políticas.
Esto es crucial en la formación de la conciencia de quienes están destinados,
mayoritariamente, a aplicar el complejo de normas vigentes.
Es probable que la preeminencia de conceptos
valorativos del derecho pueda relacionarse, además de lo antedicho, con lo que
Nino señala respecto de la necesidad de contar con distintos conceptos según el
ámbito de que se trate. Así, si se intenta justificar una acción, como hacen
los jueces cuando deben dictar una sentencia, será preciso partir de un
concepto normativo del derecho. De otra forma, se estará haciendo una
suposición de que existe la justificación para aplicar una norma ya que la
obligación de seguirla no puede derivarse del sólo hecho de estar válidamente
emitida. De la misma forma, en el ámbito de la educación jurídica, si la
finalidad es formar a los futuros abogados litigantes, que son quienes trabajan
desde el punto de vista interno –es decir, aceptando las normas vigentes o
tratando de encontrar maneras dentro del mismo sistema para eludirlas-, es
lógico que se deban proveer definiciones normativas para que los estudiantes
encuentren un sustento en su futuro accionar. En este orden de ideas, las dos
formas más relevantes de definir al derecho, como orden –positivismo
ideológico- o como justicia –iusnaturalismo-, permiten realizar el objetivo de
brindar justificaciones para la acción.
Pero insistimos más allá del objeto de estudio sea
positivista o iusnaturalista lo importante es hacer que el derecho busque
justicia, el hacer del Derecho un elemento humanista, un elemento que busque
Referencias
Arámbula Lizeth, (2013) Entrevista a Enrique Dussel.
Editorial: ITESO, Universidad Jesuíta de Guadalajara
Nino Carlos Santiago (1996) Introducción al estudio
del Derecho, Buenos Aires, Ariel
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